sábado, 13 de abril de 2013

Capítulo 7

¡Hola de nuevo, tributos!
Hace bastante que no publico un capítulo :( Lo siento muchisisisisisimo. Sé que me merezco que me tiréis a los mutos por la espera, pero por favor ¡perdonad a esta ocupada escritora!
Trabajos, entrenamientos, deberes, enfermedades, problemas con la red... Esas son mis escusas :$
Y como supongo sé perfectamente que tenéis ganas de leer un nuevo cachito de historia, paro de hablar y os dejo el ¡CAPÍTULO 7!



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La estación está llena de periodistas grabando cada rasgo de mi expresión. Buscan algún resto de lágrimas o de rojez para destacar mi debilidad, pero no captaran nada. Me ha servido de algo no llorar.
Intento mantener la mirada fija en el frente aunque no puedo evitar que una pantalla que hay a mi derecha llamé mi atención. Me fijo de reojo en la imagen que emite: mi llegada al tren en directo junto con Effie Trinket y Katniss.
No puedo evitar una pequeña sonrisa al ver la cara aburrida de Katniss y sus ojos grisáceos sin rastro de lloros. Sé perfectamente que no se siente así, que desearía haberse desahogado en aquella lujosa sala de despedidas, pero no lo ha hecho. Es fuerte, tiene carácter. Esa es mi Catnip.
Después de unos segundos de tormentosas fotos entramos al tren, el cual nada más cerrarse las puertas se empieza a mover a una velocidad impresionante. Seguramente alcanzará unos cuatrocientos kilómetros por hora, para llegar en menos de un día al Capitolio. Mi estómago se revuelve solo de pensar en lo rápido que vamos a ir y en lo que me espera una vez allí.
Si alguien compara el tren de los tributos con la habitación del Edificio de Justicia, puede decir perfectamente que esta última es un cuchitril junto a lo que estoy viendo en estos momentos ante mis humildes ojos.
Cada uno tenemos nuestro propio alojamiento, compuesto por un dormitorio, un vestidor y un baño individual con agua corriente caliente y fría. Algo absolutamente impensable en el Distrito 12.
Entro a la habitación y la inspecciono detalladamente. Hay una enorme cama con colchas color crema con dos suaves cojines del mismo color pero con intrincados bordados dorados en el dorso. Pero eso no es nada comparado con la ropa que se encuentra en los múltiples cajones de la majestuosa cómoda de la izquierda.
Miles de pantalones, camisetas, camisas, cinturones y toda clase de complementos descansan en la superficie de cada uno de los cajones. La moda nunca me ha gustado, no he considerado mi forma de vestir algo importante en el día a día, pero la textura de una de las tantas camisas llama mi atención y decido cogerla para ponérmela en la cena. Con unos pantalones que aparentemente parecen de mi talla y con los primeros zapatos sencillos que pillo me dirijo al baño. Estar listo dentro de una hora, esa es mi única obligación por ahora.
Me doy una ducha caliente, cosa que nunca he hecho, y disfruto absolutamente. Cuando las gotas se empiezan a volver más y más frías decido salir y darme un poco más de prisa. Me pongo la camisa verde pálida y dejo sin abrochar los primeros dos botones como siempre, las viejas costumbres nunca se pierden. Y también opto por ponerme el pantalón negro y los zapatos del mismo color que he cogido anteriormente. Todo me queda a la perfección, es como si ya supieran que yo iba a ofrecerme voluntario.
Effie me llama para la cena. Paso mis manos con fuerza una y otra vez sobre mi mojado cabello para intentar secarlo, pero mi intento solo sirve para llenarme la camisa de pequeñas gotas.
Sigo a la extravagante mujer por un estrecho pasillo hasta llegar a un inmenso comedor con paredes de madera pulida. Inspiro aire y dirijo mi mirada hacia la mesa esperando la acusadora mirada de Katniss.
No está. En la mesa solo hay unos cuantos platos aparentemente frágiles acompañados de alargadas copas de cristal y cubiertos de todos los tamaños y formas. Me siento en la primera silla que alcanzo y Effie se acomoda enfrente mía.
Me quedo mirándola fijamente preguntándome si le gustará llevar a dos niños a la muerte cada año. ¿Se sentirá culpable por sacar sus nombres? ¿Habrá algo más que superficialidad bajo esa capa de tela, maquillaje y pelo postizo? No lo sé, solo espero que esta mujer nos sirva de algo y que no hable mucho con su odioso acento.
Ella levanta la mirada y se encuentra con la mía. Se levanta rápidamente y se alisa la ajustada falda.
-Voy a llamar a Katniss, ya vengo- dice marchándose del comedor dando ridículos saltitos.
Va a llamar a Katniss. Finalmente, me tendré que enfrentar a ella y a lo que realmente puede significar haberme ofrecido voluntario. Dejar a nuestras familias solas ya que puede que ninguno de los dos sea el último en quedar en pie, puede que... ¡Argh, tengo que dejar de pensar en eso! Si no me volveré loco incluso antes de entrar a la Arena.
El repiqueteo de los tacones de Effie me avisa de que ya está de vuelta y junto con ella Katniss.
-¡Ya estamos aquí!- exclama Effie y se vuelve a sentar enfrente mía dejando libre el sitio de mi derecha-. ¿Dónde está Haymitch?
-No sé, no le he visto en todo el tiempo que llevamos en el tren- respondo mientras Katniss se sienta un tanto resignada a mi lado.
-Que hombre...-susurra más para sí misma que para nosotros.
La cena prosigue en un inquietante silencio. Tomamos una espesa sopa de zanahorias, ensalada verde, chuletas de cordero y puré de patatas, queso y fruta, y una deliciosa tarta de chocolate. Demasiada comida junta para mí, acostumbrado a cenar un trozo de pan seco y un mísero puñado de bayas.
Como ya he dicho detesto el acento del Capitolio, no lo soporto, y justamente nos ha tocado una acompañante que no para de hablar. No deja de recordarnos que tenemos que dejar espacio para más comida, pero me da igual. Ganar unos kilos y un poco de masa muscular no me vendrá nada mal para los juegos. Creo que Katniss piensa lo mismo ya que ella también se atiborra a comida.
-Por lo menos tenéis buenos modales- dice Effie, mientras terminamos el segundo plato-. La pareja del año pasado se lo comía todo con las manos, como un par de salvajes. Consiguieron revolverme las tripas.
-A mí me revuelven las tripas tus comentarios- digo al cabo de unos segundos, saltando. Effie parece confundida, sin saber si iba dirigido a ella.
La pareja del año pasado era unos chicos de la Veta que apenas tenían para comprar unos pocos cereales al día. Al tener tanta comida delante, en lo último que pensarían sería en los buenos modales; en cambio,  Katniss y yo sabemos manejar cuchillo y tenedor y la comida no suele faltar en la mesa, aunque sea escasa. Decido tirar los cubiertos a un lado y comerme el resto de la cena con las manos y finalmente limpiarme con el mantel. Katniss parece que le ha asqueado el comentario igual que a mí, ya que también ha perdido sus modales “extrañamente”.
Al acabar la comida me entran nauseas repentinas y me esfuerzo por intentar evitarlas. Veo de reojo que Katniss me está mirando reprimiendo una sonrisilla a causa de que seguramente mi cara se esté poniendo verde. Giro velozmente la cabeza y su expresión cambia a un semblante serio y frío.
Está enfadada, y es muy difícil hacer razonar a una Katniss enfadada. Se puede enojar todo lo quiera, pero no cambiará los hechos ni podrá evitar que la proteja.
Vamos a otro compartimento para ver las cosechas de todo Panem. Las vemos una a una, descubriendo el nombre y la primera apariencia de todos los tributos. Nuestros rivales a muerte ya tienen cara: una chica rubia muy atractiva en el Distrito 1, un chico enorme se presenta voluntario en el Distrito 2, una chica pelirroja y aparentemente astuta en el Distrito 5, y lo más cruel, una chica de doce años en el Distrito 11. Tiene la piel y los ojos oscuros, y sé que aunque no se parecen en nada, a Katniss esa débil niña le recuerda a Prim. Obviamente al pedir voluntarios lo único que se aprecia es la palpable tensión entre los habitantes, pero ningún grito de salvación para la pequeña. 
Finalmente aparece el Distrito 12. La reacción de la gente al ver a una chica de doce años ir hacia la muerte y a su hermana presentarse voluntaria, las cuales no tienen nombre para el mundo, pero para mí sí. Me veo a mi mismo quitándole de encima a Prim y a Katniss subiendo al escenario. Los comentaristas no saben que opinar muy bien sobre la situación y aún menos cuando el público se niega a aplaudir y realiza el saludo silencioso. Al instante Haymitch se cae rompiendo con la incomodidad que se ha establecido en la charla de los comentaristas. Después sacan el nombre de Peeta y enfocan su sitio durante poco tiempo porque repentinamente yo me ofrezco voluntario. Los comentaristas se quedan en blanco, sin saber que decir ya que Peeta y yo no guardamos ninguna relación familiar. Me veo subir al escenario y quedo bastante satisfecho con mi actuación. Se me ve arrogante, peligroso y para que mentir, no tengo nada que envidiar al atractivo chico-oso del dos. 
Finalmente nos damos la mano y descubro que el "Volverás" no se ha notado ante la cámaras. Suspiro, por unos segundos aliviado. Effie Trinket, como no, está disgustada por el aspecto de su peluca.
 -Vuestro mentor tiene mucho que aprender sobre la presentación y el comportamiento en la televisión. 
-Estaba como una cuba- respondo con una sonrisa inesperada-. Siempre hace lo mismo. 
-Seguramente todos los días del año esté borracho- dice Katniss, sin poder reprimir una risita.
-Sí, que raro que os parezca tan divertido a los dos. Ya sabéis que vuestro mentor es el contacto con el mundo exterior en estos juegos, él es el que os aconsejará, os conseguirá patrocinadores y organizará la entrega de cualquier regalo. ¡Haymitch puede suponeros la diferencia entre la vida y la muerte!
Justo en ese instante, Haymitch entra dando tumbos al compartimento.
-¿Me he perdido la cena?- pregunta, arrastrando las palabras. Después vomita en la alfombra y se cae encima de su propia porquería.
-¡Seguid riéndoos!- exclama Effie. Se levanta del cómodo sofá, rodea el charco subida a sus altísimos tacones y sale de la habitación con una mueca indignada.
El olor a vómito y alcohol inunda ya toda la sala y hace que se me quite todo signo de alegría que quedaba en mis labios.
Effie tiene razón, una vez dentro solo le tendremos a él y, por mi parte, no quiero tener a un estúpido borracho maloliente como posible fuente de vida, así que me dirigo hacia él y le cogo de un brazo. Para mi sorpresa, Katniss le coge del otro y lo levantamos entre la fuerza de los dos.
-¿He tropezado?- pregunta Haymitch-. Huele mal.
Se limpia la nariz con la mano y se mancha la cara de vómito.
-¡Anda venga, colabora un poco! Vamos a limpiarte- digo en tono cansado.
Le llevamos casi arrastras a su compartimento. Una vez allí le metemos en la bañera y encendemos la ducha; él aún sigue aturdido.
No vamos a poder lavarle bien y despejarle si lleva la ropa puesta, así que decido encargarme yo de esto y no hacer que Katniss pase un mal trago.
-Katniss, vete si quieres- digo buscando su mirada-. Yo me puedo encargar.
Me mira con el ceño fruncido y echa un rápido vistazo hacia el cuerpo medio desnudo de Haymitch. Su expresión se relaja poco a poco y finalmente se va de la habitación, no sin antes volver a su ya habitual comportamiento conmigo.
-Parece que también te ofreces voluntario para bañar mentores- dice fríamente pasando por la puerta, ya de espaldas a mí.
-No sabes nada...- susurro aunque un portazo interrumpe la frase y la deja suspendida en el ambiente.
Tomo aire limpio por última vez y me dispongo a ponerme con mi "maravillosa" tarea de bañar a un viejo estúpido.
Le quito la ropa rápidamente, sin pensar que estoy haciendo. Cuanto antes termine, antes podré ir a aclarar las cosas con Katniss.
-¿Tú quién eres?- pregunta Haymitch observándome curiosamente-. ¿¡Qué hago en calzoncillos!? ¡Pervertido!
-¡Haymitch, cálmate!- exclamo agarrándole de la muñeca para que no me de un puñetazo-. Soy Gale Hawthorne, tributo del 12. Te desmayaste en mi elección por si no lo recuerdas.
-Ehmm... me suenas de algo- dice acabando la frase con un gran bostezo-. Sí, creo que te he visto en el Quemador. ¿Puede ser?
Sale de la bañera aún mojado y se tumba en la cama medio borracho.
-Lo que tú digas- afirmo restándole importancia-. ¡Eh, no te duermas!- grito moviéndole por los hombros-. Necesito que mañana estés sobrio, la tienes que ayudar en los juegos.
-¿La? Pensé que eras un chico- dice, me mira con una sonrisa tonta-. Tienes voz de hombre, el pelo corto, eres muy grande. Me va a ser... difícil buscar patrocinadores con lo machorro que pareces... ¡Igual algo de maquillaje de la pelirrosa...!
-¡A mí no, estúpido! A la chica de mi Distrito- exclamo zarandeándole.
-Vale, promesa de mentor. Mañana estaré sobrio- afirma y suelta una risotada al final de la frase-. ¡Y el estúpido eres tú por pensar que eso es posible!
Sus ojos se cierran definitivamente y por más que intento despertarlo no puedo. Es inútil. Lo único que consigo es algún que otro manotazo o patada, pero ¿si le despertara serviría para algo? Seguramente no. 
¡Maldito borracho! Estamos solos.
Camino por el pasillo y me paro enfrente de la puerta de Katniss. Necesito hablar con ella ahora. Es lo único que me queda en esta locura que acaba de empezar.
Llamo un par de veces a la puerta de madera, pero nadie responde. Vuelvo a llamar de forma más notable. Nada.
Acerco mi afinado oído de cazador a la fina pared y no escucho ninguna señal que me indique que Katniss esté despierta. Es muy tarde, ni siquiera sé cuanto tiempo he pasado con Haymitch. Katniss estará durmiendo.
Me dan ganas de gritar y exigirle que me dirija la palabra, solo un "Hola, Gale" me basta. Pero es mejor que descanse, mañana nos espera un día duro, muy duro.
Abatido y cansado de tantas emociones en un solo día me desplomo en el suelo. Apoyando fuertemente mi espalda contra la pared del pasillo y escondiendo mi rostro entre ambas manos consigo acompasar el ritmo de mis respiraciones con el sonido de las ruedas del tren deslizándose  por las vías.
Junto con mis respiraciones también paulatinamente se van sincronizando los latidos de mi corazón, los cuales puede que ya no se oigan dentro de una semana.
Finalmente, mis párpados se cierran, resignados a seguir viendo otra cosa más que profunda oscuridad. Y mi subconsciente lleva a mis sueños a convertirse en pesadillas a causa del frío que la esfera de metal de mi muñeca está provocando en mi mejilla.

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La robusta mano de un agente de la paz me impide el paso hacia mi absurdo objetivo.
-No puedes pasar- dice, sin expresión alguna.
Suelto un bufido, pero no retrocedo. Me quedo allí parado, a un paso de cruzar el perímetro de seguridad que rodea la mina.
Ya no hay tanta gente como cuando el humo se empezó a extender a lo largo del Distrito. Muchos mineros ya han salido y acompañados por sus respectivos seres queridos han vuelto a sus humildes casas. Mi padre aún no. Aún.
Intento bloquear mi mente pensando en otras estupideces. Pero ninguna me quita la imagen de mi padre explotando en millones de cachos diminutos. Él es fuerte, seguro que en cualquier momento saldrá de la entrada de la mina con el rostro manchado de carbón y con expresión cansada a causa del duro trabajo.
Cada vez lo segundos pasan más despacio, burlándose de mí y de mi tonta esperanza. Pero mi cerebro aún no puede digerir la posible muerte de mi padre. Hace tan solo unas horas él me estaba preparando un...
-Ya no se encuentran más rastros de posibles mineros- oigo susurrar a un joven agente de la paz pelirrojo a su jefe.
La poca esperanza que tenía se rompe en mil pedazos como hace unos días una piedra desviada de su trayectoria hizo añicos la ventana de mi habitación.
-Familiares, amigos y conocidos de los mineros que aún no están con ustedes, les pedimos que se retiren a sus viviendas. Se les irá informando- anuncia, echándonos del lugar indirectamente.
En otras palabras; nos está diciendo como si nada que nuestros familiares han muerto en aquel accidente y que meses después tendremos que ir al Edificio de Justicia a recoger "la insignia de honor". Por honrar al Capitolio arriesgando su vida con su arduo trabajo.
Perfecto.
Me olvido de mis dos hermanos y de mi madre. Ahora solo quiero correr y correr para despejar mis ideas, las cuales están demasiado confusas.
Llego velozmente a la espesura del bosque sin preocuparme de la electricidad, ni de los agentes dela paz, ni de ningún animal salvaje. Solo oigo mis fuertes pisadas contra la tierra mojada y las ramas caídas. Intentando, en vano, anular el nudo que sube por mi garganta.
Me paro en seco levantando cientos de granos de arena. Oprimo todas la lágrimas que amenazan con salir y al instante el dichoso nudo se hace más y más grande, sin dejarme respirar de forma adecuada. Necesito deshacerlo, arrancarlo de ahí como una estúpida explosión me ha arrancado a mi padre.
Actúo sin pensar, guiado por la furia.
Golpeo la dura corteza del árbol más próximo a mí. Mi puño derecho se compagina con el izquierdo consiguiendo así crear una danza de dolor seco. Los nudillos me empiezan a escocer al instante, pero no puedo parar. El nudo poco a poco se va desatando.
Al ver los resultados, golpeo con aún más fuerza el pobre árbol logrando que algún pequeño trozo de corteza salte a causa de los impactos. Fragmentos teñidos de rojo escarlata, ya que hilos de sangre caliente descienden por toda mi mano.
Sangre de la familia Hawthorne. Sangre que me acaba de proclamar responsable de demasiadas obligaciones con solo 14 años.
Mi puño derecho impacta sobre el lateral de tronco con excesivo ímpetu. Mi muñeca se tuerce y un desgarrador sonido inunda el golpeteo de mi cuerpo contra el árbol. La melodía de varios huesos romperse.
Exhausto, sin aliento, me desplomo en el musgo. Experimento una sensación de dolor indescriptible. Lamentablemente, no es por la sangre que fluye por mis brazos ni por los huesos demacrados de la muñeca; sino porque ese nudo en la garganta no se ha ido del todo. Y lo malo no es que esté permanentemente ahí, en realidad, lo que me atormenta es su existencia. Lo que sentir ese nudo significa:
Pérdida.
Instintivamente echo la cabeza hacia atrás conteniendo unas cuantas gotas saladas que se estaban acumulando en mis ojos. ¿Por qué no me permito llorar si estoy solo? Porque lo único  que me queda de él son recuerdos y viejas promesas que nunca romperé.
Porque él me enseñó que un Hawthorne nunca llora.

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-¡Arriba, arriba, arriba! ¡Va a ser un día muy, muy, muy importante!

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¡Hei! ¿Os ha gustado que incluya recuerdos de Gale en sueños? ¿Preferís que los incluya en la narración normal? ¿O tal vez con flash-backs? ¿O quizá no queréis saber nada más de la vida de Gale? ¿Muchas preguntas juntas?

Como siempre, os pido que comentéis qué os ha parecido, si cambiaríais algo, si tengo alguna falta, si tenéis alguna sugerencia para la historia, etc.
Igual me he puesto un poco sentimental en la última parte. No sé, a veces me sale la vena cursi xD

¡Un beso enorme y que disfrutéis mañana del TRAILER! ;33











6 comentarios:

  1. Weeee,me ha parecido genial,con sueño y todo :) Me encanta tu vena cursi,en serio,a veces a mi también me da,jajaja.En fin,si te pasas por mi blog yo también he dejado entrada :3 Un besazo.

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    1. ¡Hola! Siento responder tan tarde, ¡he estado liadísima! Pues que te voy a decir... MUCHÍSIMAS GRACIAS. Ya intentaré sacar cursilandia más de vez en cuando jajajaja. Me has sacado una sonrisa tu comentario :D
      En cuanto pueda me paso ;) ¡Un besazo!

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  2. Hola!^^ soy M.T del blog de annie cresta, lo he cambiado y se ha combertido no solo en un blog sobre Annie, si no tambien con capítulos de Finnick, por eso te quería pedir que me vuelvas a afiliar : http://finnickyannie.blogspot.com.es/
    Muchas gracias!
    Besos M.T
    PSD : CAPÍTULO PERFECTO!

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    1. ¡Hola! Ohhh, capítulos de Annie y también de Finnick ¡qué bieeeeeen! Ahora mismo te vuelvo a afiliar ;D
      ¡Un beso!
      PD: ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS! Pero no exageres, aún me queda mucho que aprender é.e

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  3. con solo siete capitulos me has hecho llorar más que leyendo toda la trilogia, me fascina tu historia.
    podrias afiliarme? yo te afilio ahora
    74-juegos-del-hambre-por-lena

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    1. Awwwwwww! ¿En serio? Exageras, ¿verdad? *-*
      Ahora mismo te afilio (;
      ¡Muchas gracias por comentar, un beso!

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Un comentario quizá solo sea un grupo de muchas letras juntas, aunque en este caso no: Un comentario es una opinión. Un comentario puede ser una mejora. Un comentario puede ser una inspiración. Un comentario puede ser una sonrisa. Un comentario puede ser una ilusión. Un comentario puede ser una amistad. Un comentario puede ser una motivación. Un comentario puede ser devastador. Un comentario puede ser un profesor. Un comentario puede ser demasiadas cosas, pero nadie lo sabrá si no comentáis <3